UNA MIRADA CRÍTICA AL PROCESO DE ENSEÑANZA-APRENDIZAJE
Manuel Galán Amador
Articulo escrito por el profesor Galo Adán Clavijo Clavijo2020
“Tenemos la costumbre arraigada de transmitir conceptos a una generación
que ya no requiere de las mismas formas de aprender, por el contrario, necesita
respuestas a sus propias necesidades”.
La enseñanza y el aprendizaje están
directamente relacionados y forman parte de un proceso más complejo. ¿Qué es
aprender? ¿Qué es enseñar? ¿Cuál es la relación entre estos dos conceptos? ¿Es
posible asegurar que un estudiante ha aprendido porque le hemos enseñado? No
hay una respuesta única a estas preguntas, más bien depende de las perspectivas
teóricas de aprendizaje desde la cual se pretende dar una respuesta
(Conductismo, Cognitivismo, Constructivismo, Sociocultural). Asimismo, la
educación se realiza de acuerdo con una visión del mundo y de la vida de cada
época, por tanto, se consideran los fundamentos filosóficos, sociales,
económicos y políticos de cada periodo.
Los conceptos de enseñar y aprender
vuelven al escenario privilegiado de la discusión académica y pedagógica a
propósito de los nuevos contextos que las apuestas contemporáneas obligan. La
relación entre la enseñanza y el aprendizaje se plantea en muchos casos como si
fuera una relación causal. Sin embargo, una nueva perspectiva pone en
riesgo esta relación directa y causal.
“¿Ves tú, Hipias,
que digo la verdad al afirmar que yo soy infatigable en las preguntas a los que
saben? Es probable que no tenga más que esta cualidad buena y que las otras
sean de muy poco valor. Una prueba de ello, suficiente para mí, es que, cuando
estoy con alguno de vosotros, los bien considerados por una sabiduría de la que
todos los griegos darían testimonio, se hace visible que yo no sé nada...
Al contrario, alabo como sabio al que me ha
enseñado, dando a conocer lo que aprendí de él.” Sócrates en Hipias Menor, 372 a-c. (Platón, 1985,
pp. 371- 396).
Fenstermacher (1979, pp. 157-185)
cree que la confusión se origina en la dependencia ontológica del concepto
“enseñanza” respecto del concepto “aprendizaje”. En la estructura del lenguaje,
no habría una idea de enseñanza si el aprendizaje no existiera como
posibilidad; el concepto “enseñanza” depende para existir del concepto
“aprendizaje”. Del mismo modo que en el caso de “buscar” y “encontrar”,
de “correr una carrera” y “ganar”, el segundo fenómeno debe existir como
posibilidad, aunque no necesariamente como realidad, para que pueda existir la
primera idea.
El hecho de que, con mucha
frecuencia, el aprendizaje se produzca después de la enseñanza, no debe ser
explicado como una consecuencia directa de las acciones de enseñanza, sino de
las actividades que el propio estudiante emprende, a partir de la enseñanza,
para incorporar un contenido.
El enfoque tradicional de la
enseñanza considera a los estudiantes como receptores pasivos de la información.
La memorización del contenido narrado por el
profesor era el objetivo principal del proceso de enseñanza. El conocimiento
almacenado sólo era abstraído. El aprendizaje y la enseñanza se consideraban
procesos individuales con el profesor individual situado enfrente de un
auditorio, compuesto por un conjunto de estudiantes individuales (Segers, Dochy
& De Corte, 1999; Dochy & McDowell, 1997).
De la enseñanza al aprendizaje
La enseñanza incide sobre el
aprendizaje como tarea y son las tareas de aprendizaje desarrolladas por el
alumno las responsables del aprendizaje como rendimiento. Fenstermacher (1979) denomina “estudiantar” al
conjunto de actividades que los estudiantes desarrollan para apropiarse del
contenido (tratar con los profesores, resolver las tareas asignadas, leer la
bibliografía, elaborar resúmenes, identificar dificultades, hacer consultas,
ejercitarse, etcétera).
De acuerdo con esta postura, la
enseñanza sólo incide sobre el aprendizaje de manera indirecta, a través de las
tareas de aprendizaje del propio estudiante. Se pasa así de una concepción
causal de la relación entre enseñanza y aprendizaje a una concepción que
asume mediaciones entre las acciones del docente y los logros de los
estudiantes. Mediaciones de carácter cognitivo (resultantes de los procesos
psicológicos a través de los cuales los estudiantes intentan la comprensión,
logran una representación mental del nuevo contenido y su integración con
elementos disponibles de su estructura cognitiva) y mediaciones sociales
(derivadas de la estructura social del aula y las interacciones a través de las
cuales el conocimiento se pone a disposición y se comparte).
“Un virus obligó a
profesores y maestros a salir de su zona de comodidad para empezar a diseñar
estrategias de enseñanza y aprendizaje diferentes a la clase magistral”.
Presentar a la enseñanza como uno de
los términos del binomio “enseñanza-aprendizaje” podría ser, más bien, una
advertencia sobre el fin último de las acciones de enseñanza, sobre la
responsabilidad social de los profesores de utilizar todos los medios
disponibles, y sobre la necesidad de considerar las características de los
destinatarios y no sólo los rasgos propios del cuerpo de conocimiento a
transmitir.
Por otro lado, pensar a la enseñanza
como un intento de transmitir un conocimiento cuya apropiación efectiva depende
de las actividades desarrolladas por el destinatario no exime al docente de
sus responsabilidades sobre el aprendizaje de los estudiantes; más bien
ayuda a dirigir sus mejores y mayores esfuerzos (Basabe, L. y Cols, E.,
2007, pp.125-161).
La educación contemporánea requiere
para lograr sus objetivos adaptarse al contexto actual y resignificar los
conceptos que han estado ligados a sus formas de actuación y procedimientos a
lo largo de la historia. Reflexionar sobre
el enseñar y el aprender parece una actividad connatural a los procesos
educativos, pues las diferentes teorizaciones pedagógicas conducen a
concepciones y posicionamientos diversos frente a estas prácticas. Recientemente
se ha venido constituyendo un desplazamiento de la enseñanza por el
aprendizaje, que ha producido grandes transformaciones en la manera como los
sujetos contemporáneos se forman, y también en la manera como profesores e
instituciones asumen su rol en las nuevas dinámicas del conocimiento (Pulido
Cortés, 2017, pp. 9- 14).
Un virus obligó a profesores y
maestros a salir de su zona de comodidad para empezar a diseñar estrategias de
enseñanza y aprendizaje diferentes a la clase magistral, lo cual es interesante
porque llevará necesariamente a derribar muros, mitos, creencias y actitudes
cimentadas en la costumbre arraigada de transmitir conceptos a una generación
que ya no requiere estas formas de aprender y que necesita que se le dé
respuesta a sus propias necesidades.
Hoy en día, las formas organizativas
convencionales han sido reemplazadas por docencia virtual, a distancia o
remoto. Se han habilitado repositorios con recursos educativos abiertos
relacionados con este tipo de metodologías educativas y se han organizado seminarios
vía web conocidos como webinars. El docente es un mediador
pedagógico, como lo expresa Gabriel García Márquez en “El amor en los tiempos
del Cólera”: “La alarma sirvió para que las advertencias del doctor Juvenal
Urbino fueran atendidas con más seriedad por el poder público. Se impuso la
cátedra obligatoria del cólera y la fiebre amarilla en la Escuela de Medicina,
y se entendió la urgencia de cerrar los albañales y construir un mercado
distante del muladar”. La educación superior ha sido lenta en la transición
hacia la enseñanza online, pero ahora que el sector se ve forzado a
ofrecer módulos en línea, las universidades probablemente no volverán al statu
quo previo.
El coronavirus ha tomado al planeta
por asalto. Y como en toda crisis, aparecen los desajustes sociales; se generan
contradicciones y se evidencian las tensiones del orden social. La necesidad de pasar de la enseñanza al
aprendizaje hace reflexionar el tema en aulas universitarias desde las
exigencias de la educación para el siglo XXI, lo que reclama un currículo y
estrategias didácticas con procesos abiertos, flexibles y transdisciplinares.
La Mesa de Educación para la Conversación Nacional coordinada por la Ministra
de Educación Nacional de Colombia, se enfoca en tres importantes ejes. Este
artículo es mi aporte en torno al tercer eje, presentado a la Presidencia de la
República el 8 de junio de 2020, y enviado al Ministerio de Educación Nacional
para su análisis y estudio el 11 de junio de 2020.
1.
Construcción de una política pública
de formación de maestros.
2.
Construcción de un sistema
articulado, participativo, descentralizado y con mecanismos eficaces de
concertación.
3.
Reforma al modelo educativo. Pasar
de un modelo basado en la enseñanza a uno basado en el aprendizaje
contextualizado, que enseñe a pensar, que propicie la crítica constructiva,
que apunte a enfrentar retos desde la innovación y la creatividad y posibilite
soluciones de contexto.
Las conclusiones generales de la mesa
de Conversación Nacional sobre Educación se pueden consultar en la versión completa del
artículo.
Acerca del autor
Galo Adán Clavijo
Clavijo (gaclavijo95@gmail). Doctor en Ciencias Pedagógicas,
República de Cuba, Universidad de Oriente. Doctor Honoris Causa. Líder del
grupo de investigación Pegasso sobre cuatro líneas de investigación: el poder y
el gobierno en la Universidad, diseño curricular desde los aprendizajes, las
nuevas pedagogías, y formación de maestros.
Referencias
Basabe, Laura, y Cols, Estela. (2007). La enseñanza (capítulo 6).
Camilloni, Alicia (2007) (Comp.), El saber didáctico. Buenos Aires: Paidós.
Dochy, F., & McDowell, L. (1997). Assessment as a tool for learning.
Studies in Educational Evaluation, 23, 279-298.
Fenstermacher, G. D. (1979). A philosophical consideration of recent
research on teacher effectiveness. Review of Research in Education, 6.
Ministerio de Educación Superior (1991). Reglamento del trabajo docente
metodológico en la Educación Superior. La Habana: MES.
Platón (1985) Hipias Menor. Diálogos 1 Madrid: Editorial Gredos
Pulido Cortes (2017) Praxis y saber. Vol.8. No.18. Universidad
Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Tunja
Segers, M., Dochy, F., & De Corte, E. (1999). Assessment practices
and students' knowledge profiles in a problem-based curriculum. Learning
Environments Research, 2, pp. 191-213
Segers, M.S.R. (1999). Assessment in student-centered education: does it
make a difference? UNISCENE Newsletter, 2
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